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Esta primera parte abarca desde el nacimiento de Alicia de la Caridad del Cobre Martínez del Hoyo, el 21 de diciembre de 1920, hasta la muerte de su madre [...].A través de sus 33 capítulos, el lector podrá conocer de sus estudios de ballet desde los 10 años [...]; luego, de su ida junto con Fernando Alonso en 1937 a Nueva York [...] donde ambos ingresaron, en 1940, al naciente Ballet Theatre de Nueva York.De igual modo, todos los detalles de su mítica sustitución de Alicia Márkova en el rol protagónico del ballet Giselle, el 2 de noviembre de 1943; de la fundación del Ballet Alicia Alonso, junto a Fernando y Alberto Alonso, el 28 de octubre de 1948, y del devenir de la compañía, renombrada Ballet de Cuba en 1955, sus avatares y sus giras, con énfasis en el retiro de la subvención que recibía del Estado desde 1949, en agosto de 1956, por parte del Gobierno de Fulgencio Batista; período en que simultaneó sus presentaciones en el Ballet Theatre con las de los Ballets Rusos de Monte-Carlo, y viajó a fines de 1957 e inicios de 1958 a la entonces Unión Soviética, como "la primera bailarina del hemisferio occidental en presentarse en sus más importantes escenarios, como el Teatro Bolshoi de Moscú y el Teatro Kírov de la entonces Leningrado, hoy San Petersburgo".Y algo muy importante también, en esta primera parte de la novela se ve muy claramente el desvelo y la preocupación de Alicia por la formación de nuevas figuras, tanto masculinas como femeninas, como las Cuatro Joyas: Josefina Méndez, Loipa Araújo, Mirta Plá y Aurora Bosch, por mencionar solo las más emblemáticas.
Litertatura, teatro, cine, arte, música, política, ensayos de Cuba.
RESEÑAS Son 145 páginas de recurrente sátira y humor tras una intrigante portada. El título ya nos da una pista de quién será el esperado difunto, algo así como el titular del periódico español de solo dos letras, "YA", tras la muerte de Franco. Y los "cacharros" -o "almendrones" -, el Moskvich, el Lada y el Chaika de la carátula nos confirman que la trama de este libro tiene por necesidad que tener lugar en la Isla del Dr. Castro. En realidad, se trata de una serie de cuentos que cuenta con vigor el escritor para deleite de los que aman la libertad y para azote de los que la rechazan. Los lectores que hayan vivido largo rato en el coto privado del señor feudal se morirán de la risa con sus ocurrencias, que les harán recordar las vicisitudes del cerelac y del chorimorci. Y los que no degustaron estos deleites culinarios ni pasaron por los procesos "colinarios" para obtenerlos, saldrán del libro con una muy buena idea de lo que se han "perdido". Baltasar Santiago Martín ha pintado la realidad cubana reciente y actual en colores vívidos, y ha logrado con su tratamiento ligero profundizar mucho más que los que intentan relatar los hechos de la tiranía con toda sobriedad. Lo felicitamos porque con su humor podrá alertar a los que por espejismo no pueden ver lo que ha llegado a ser el desastre nacional cubano: nuestro "Holocastro". Sus personajes, tales como Infiel Castrol y Nikolái Guillao, entre otros, se ocuparán de fijar en la mente del lector el triste cerco que el totalitarismo, verdadero objeto del velorio esperado, le ha tendido a la libertad de los cubanos. Francisco E. Rodríguez UN BREVE TEQUE SOBRE EL CHOTEO NACIONAL Al lado de la consigna oficial de "Patria o Muerte", tan dramática que casi nadie la ha seguido al pie de la letra ni cuando lo de Granada -por ser solo un engendro efectista del Dramaturgo en Jefe-, las verdaderas consignas imperantes en estos 53 años han sido: "No cojas lucha, que la caña es mucha", en los setentas; "Sociolismo o muerte", en los ochentas, y "Socialismo o muerte, valga la redundancia", en los noventas e inicios del 2000. Sea esto bueno o malo, así somos los cubanos, y ponernos un gran espejo delante es lo que necesitamos, para no andarnos con pañitos tibios cuando de salir del berenjenal se trate. Creo que el humor podrá ser, como siempre lo ha sido en nuestra historia, un buen azogue para ese necesario espejo, tal como ha sido un implacable azote para el Coma-andante, durante todos estos 53 años en que hemos estado esperando la llegada de la tarde en que ya no nos enoje, y se vaya para la Microbrigada del Infierno, a sustituir a Lucifer. El autor
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