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Desde un despliegue lúdico-creativo, desde una profunda y comprometida rebeldía, desde una constante pedagogía de la interpelación, es desde donde definiría la simiente de este libro.Sí, como la tierra que nutre a las muchas semillas, como la que alimentó al Sumak Kawsay y el Suma Qamaña. Promesas de una tierra que comienza a abrazar los proyectos, que se matizan a la par de la Patria Grande, esa que Edgardo nombra todo el tiempo.Con una intensa necesidad de desocultamiento, que caracteriza al pensamiento del autor, se esgrime un despliegue simple, pero no simplista, simplicidad que desafía al maniqueísmo, a la dicotomización no ingenua del pensamiento racionalista-instrumental.Simplicidad propia de la complejidad cotidiana, desde donde se sostienen las relaciones de poder en el campo de lo micro y lo macro. Por ello, resulta importante señalar cómo, en ese diálogo desde las fibras, comienza a vislumbrarse la trama de procesos como el de la decolonialidad, es decir, la lectura audaz de la resemantización de los diferentes dispositivos de control, dominación y reproducción del patrón dominante y sus estructuras cargadas con un sentido de perpetuidad. Sandra Contreras_ _ _ _Cuando la lógica de invasión de los espacios públicos en general, y de las universidades en particular, se transformó en la lógica del mercado, desaparecieron las obligaciones con los Otros y en su lugar apareció la expulsión de millones de personas de la vida pública y de la vida digna. En este aspecto, hubo y hay quienes participan y participaron del diseño de un plan sistemático que contribuyó y sigue contribuyendo a la brutal exacción de los recursos del pueblo, lo que lleva a millones de mujeres y hombres a que queden presas y presos de la sumisión, la vulnerabilidad, el silencio, la miseria y la exclusión social.Si no hay un nos-Otros en la sociedad, si no hay política, si no hay intención de intervenir en un proyecto colectivo que antagonice con la política del Gran Hermano expoliador, no hay posibilidad de construir un convivio, salvo que aceptemos que ello es posible en la virtualidad de las nuevas TIC y la puesta en escena de la tinellización absoluta de nuestras vidas. Edgardo Datri
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