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Historia de un nadador que se hizo alpinista, luego ambientalista y economista ambiental. Hugo Rodríguez Barroso es el primer atleta del mundo en lograr el "Peak & Pond Challenge", que consiste en ascender a la cumbre del Monte Everest y cruzar a nado el Canal de la Mancha, ambos en dos ocasiones, y el único en el Siglo XX. Estableció el récord mundial de distancia en nado mariposa en mar abierto de 70 km y realizó la hazaña de sobrevivencia extrema a mayor altitud en la historia, sin oxígeno, tienda ni sleeping bag en una noche de tormenta a 45 grados Celsius bajo cero.Para Hugo el Triunfo no es ganar una medalla, un campeonato o trofeo, alcanzar una cumbre o lograr una travesía a nado, sino cambiar nuestro estilo de vida y hábitos de consumo para salvar al Planeta. El Cambio Climático ha puesto a la humanidad en el dilema de continuar con la devastación del Planeta o hacernos sostenibles: los seres humanos somos una parte microscópica del Planeta.Como ambientalista, Hugo organizó en el 2000 una expedición al Everest para bajar más de 200 kilos de basura de los ocho mil metros de altura en la zona de la muerte. Las mismas labores las realizó su grupo en los volcanes mexicanos. En la actualidad promueve un nuevo modelo de desarrollo económico de su autoría, que denomina "Eco-economía: Revolución Industrial 5.0", para generar la mayor riqueza económica en la historia mundial y alcanzar las cero emisiones de CO2 y GEI.
Alcanzar la cumbre del Everest es un logro inmenso, bajar de ahí con vida lo es aún más. De cada seis montañistas que intentan esta cumbre, techo del mundo, uno pierde la vida; las más de las veces durante el descenso. Hugo Rodríguez Barroso plantó orgullosamente la bandera mexicana en la cúspide del coloso el 23 de mayo de 1997 a las 2:12 p. m.; un tanto tarde, en opinión de los puristas. Al iniciar el descenso una serie de eventos lo dejó atrapado a más de 8,600 metros de altitud. Las radios esparcieron de inmediato la noticia por todos los campamentos en la montaña; Hugo fallecería, nadie había sobrevivido jamás una noche a esa altura, a la intemperie, sin tienda y sin bolsa de dormir, en medio de una tormenta de nieve que llevaría la temperatura a 45 °C bajo cero, debilitado por su extendida permanencia a gran altitud y respirando aquel aire enrarecido sin contar con oxígeno suplementario. La consternación general era grande, pues un año antes habían perecido 15 alpinistas en condiciones muy similares, en la que se considera la mayor tragedia en la historia del Everest. Entonces sucedió lo impensable, lo que nunca antes se había visto ni a la fecha se ha repetido; en un viaje a su interior que por momentos bordeó la locura y el delirio, Hugo no sólo sobrevivió aquella noche, sino que cerca del amanecer inició por su propio pie un descenso que para cualquier otro habría resultado imposible tras haber estado más de 34 horas en altitud extrema. ¿Fue por su fuerza de voluntad, su determinación, su impecable preparación o por un ejercicio de certidumbre? Quizá todo lo anterior no habría bastado si en ese momento no hubiera logrado convertirse en uno con la montaña, y así ser el primer atleta del mundo en superar dos grandes pruebas; en natación, el cruce individual del Canal de la Mancha; en montañismo, la cumbre más alta del mundo. En el curso de su narración este valiente mexicano nos conduce a lo largo de una experiencia que seguramente invitará a la reflexión y, ¿por qué no?, también hará al lector uno con el Everest.
Reaching the summit of Everest is a great achievement; getting down safely is even greater. Until 1996 one climber would die out of six, most of the time during their descent. Hugo Rodriguez Barroso proudly waved the Mexican flag on the top of the world on May the 23rd of 1997, at 2:12 p. m. Hugo became at that moment the first athlete in the world to accomplish the huge challenges of long distance swimming and mountain climbing: the solo swim of the English Channel and the summit of Mount Everest, a conqueror of both sea and land. After reaching the summit Hugo faced an unpredicted situation of extreme survival under difficult circumstances: with no oxygen, no tent, no sleeping bag at 28,000 feet caught in a storm that would take the temperature down to 49 °F below zero. From Camp Four the news spread across the mountain all the way down to Base Camp and to the world; Hugo had perished, no one had ever survived a single night at such altitude under such conditions. Back in 1996 several climbers had been trapped in South Col to die in an event still considered the greatest tragedy in History of Everest. But the unthinkable happened, something never ever seen before. In a journey into himself that at times verged on delirium, Hugo not only survived one whole night above 28,000 feet in Everest but, near dawn, he climbed down to Camp Four, which for any other individual would have been impossible to perform after being at extreme altitude for more than 34 hours. Was it his willpower, his determination or his impeccable training? Or was it an exercise of certainty? Perhaps none of the above would have occurred if at the time he hadn't managed to become one with the mountain. While Hugo, a brave Mexican and human being, goes on the tale of his climb to the highest mountain in the world, we will be led along an experience that for sure will invite us to reflect, and certainly, to make us become one with Everest.
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