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Hay que elogiar a Yoandy Cabrera, que recupera, en edición revisada, el primer libro de Magali Alabau, una de las autoras fundamentales de la literatura cubana aunque, paradójicamente, ninguno de sus poemarios haya sido publicado todavía en Cuba. La Electra de Alabau y la de Virgilio Piñera son, acaso, las dos mejores reescrituras cubanas de este mito. La Electra de Alabau, a diferencia de la de Piñera, no lleva apellido, sino otro nombre yuxtapuesto, el de su madre, Clitemnestra. Piñera habla del destino con metáforas; Alabau, del enfrentamiento entre hija y madre, con lenguaje descarnado. Los versos finales de este poemario, donde la hija arranca, lava y devora el útero de la madre, están entre los más violentos, y sugestivos, de toda la poesía cubana. Milena Rodríguez GutiérrezUniversidad de Granada La poesía de Magali Alabau se caracteriza por un diálogo intenso entre la cotidianidad y el mito. La autora es, sin dudas, una de las voces más importantes de la poesía cubana en el cambio de siglo XX‒XXI.La suya es una poesía timótica que reconoce en el doble una especie de prolongación de tipo homérica, pero que, al mismo tiempo, invierte el orden patriarcal heroico. Alabau vuelve femenina la épica y la tragedia de Argos, continúa el daimon terrible de Electra y Medea a través de un estilo indomesticable, a veces paratáctico, entrecortado y otras veces expansivo, invasivo, oceánico.El presente libro constituye un homenaje a los comienzos poéticos de Alabau. Esta es una edición revisada de su primer poemario que incluye algunos acercamientos críticos a su obra.Yoandy CabreraRockford University
Este no es un poemario complaciente, esperanzador ni romántico, aunque está lleno de amor. Trata de seres heridos y enajenados, atestigua que «Somos ruinas, edificios cayendo», narra trastornos de mentes y de espíritus que padecen, como Hölderlin, la enfermedad del alma, o que fueron, como Artaud, «una madeja de hilos enredados / que impacienta a los demás», o que se autoimponen, como Camille Claudel, un largo y prolongado encierro: «Su interior confuso / ha roto el contrato con el mundo». […] Los poetas que se aventuran y dicen lo que es, con versos que lindan la acritud, son escasos. Y los que saben conciliar la acritud con la poesía, de modo que no haya brusquedad sino una poderosa iluminación, más contados todavía. (Alicia Llarena)Magali Alabau (Cienfuegos, 1945) reside desde 1966 en New York, donde hasta mediados de los ochenta desarrolló una intensa carrera teatral como actriz. Autora de una sólida obra poética, ha publicado Electra, Clitemnestra (1986), La extremaunción diaria (1986), Ras (1987), Hermana (1989), Hemos llegado a Ilión (1992), Liebe (1993) y -tras una pausa de casi dos décadas- Dos Mujeres (2011), Volver (2012) y Amor Fatal (2016), recogidos todos en Ir y venir. Poesía reunida 1986-2016 (2017).
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