Bag om Al cielo dividido
En su poesÃa, Miladis Hernández Acosta, rompe el espejo de la vigilia como forma de resurrección de los recuerdos. Y lo expresa ella: Angustia y fortaleza formando un nudo corrosivo en mi garganta. Sin poder gritar. En la conjunción de sus dos patrias, la concreción de su praxis poética desde la cual apela a la situación del ser humano. (...) En el reino de este mundo, rotos, los rÃos profundos del cielo, el tiempo y sus variaciones, el mundo real orquestado por furtivas alegrÃas, una poesÃa asimilada y construida desde la introspección, eficacia del lenguaje; en definitiva, una existencia histórica como prueba de vida en este cielo divido, acaso silabario con alas de musgo con sus ahogos tocando la tierra.
André Cruchaga. Si algo debo elogiar en estas páginas, que he leÃdo con máximo respeto, es la capacidad casi angélica - no los ángeles almibarados de los vitrales y estampas, sino los terribles del Apocalipsis y de Rilke- de convertir lo recibido por los sentidos en sabidurÃa y hacer de la soledad y la miseria piedras que cimentan una filosofÃa, a veces desesperada pero siempre alzada hacia lo trascendente. Todo eso ha sido unificado por un Eros imantado, capaz de dar un orden nuevo al universo desde la palabra fecunda. Y eso, en un lector cómplice, despierta resonancias de esas que palpitan dormidas en alguna vena secreta pero que se traducen en apetencias de la más alta jerarquÃa.
Roberto Méndez MartÃnez.
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