Bag om Desmantelando el paradigma
2020: el mundo parece incomprensiblemente absurdo. Guerras de todas las formas y tamaños cicatrizan un planeta que ya está cansado. Un planeta débil, después de un siglo de explotación brutal de sus recursos y del flujo constante de elementos venenosos arrojados al agua, a la tierra y al aire. Las naciones imperialistas, codiciosas por las fortunas que estos recursos naturales ofrecen, hacen o explotan guerras en países ricos en materiales energéticos y contaminantes, principalmente islámicos de Oriente Medio y África. Al mismo tiempo, los fundamentalistas islámicos desencadenan sus propios ataques contra un estatus quo mundial que es cada vez más ilógico y globalizado. Estos radicales prenden una gran violencia dentro del corazón de sus enemigos, no sólo occidentales, sino también contra el mismo mundo islámico que desean reformar. Las inundaciones de refugiados, huyendo de estas incomprensibles conflagraciones, se vierten en países más prósperos y democráticos, y, por consiguiente, seguros. Países que, acto seguido, se sienten obligados a levantar muros contra estas invasiones de extranjeros para mantener esa misma seguridad. Los migrantes involuntarios, víctimas de la intromisión en sus países de los mismos imperios a donde ahora buscan refugio, se convierten en una paradoja humana: condenados a caer en el purgatorio de una tierra política, económica e ideológica de nadie.Mientras tanto, Estados Unidos elige a un líder incomprensible, el presidente Trump, haciendo incomprensible la democracia más emblemática del mundo. Este incongruente presidente tiene una antinatural asociación con la Rusia de Vladimir Putin, que hace que todo el panorama mundial sea incomprensible. Líderes humanos absurdos e infantiles en Estados Unidos y Corea del Norte tienen un dedo en los botones de las armas nucleares y gritan amenazas petulantes entre sí. Mientras tanto, el clima del planeta gime bajo las cargas de la economía global, pero la civilización capitalista insiste en la inexplicable necesidad de mantener un aumento constante en esa misma consumación del planeta ...Conducimos un autobús gigante a lo largo de una carretera que lleva directamente hacia el borde de un acantilado. Si seguimos recto, caeremos en el abismo. Obviamente, no podemos continuar. Para evitar la aniquilación, tenemos una de dos opciones: podemos girar hacia una utopía verde con agua y aire limpio, o en el sentido opuesto, ir directamente hacia la atmósfera gris de una distopía asfixiante y totalitaria. Parece obvio cual es la mejor decisión: ¿Por qué iríamos hacia una distopía si hay un paraíso en la dirección opuesta? Sin embargo, la mayoría de los que están a bordo empiezan a gritarle al conductor que gire hacia la derecha ... y lo ha hecho.Pero ¿por qué?
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