Bag om Dona Perfecta
-En Villahorrenda estamos -repuso el conductor, cuya voz se confundÃa con el cacarear de las gallinas que en aquel momento eran subidas al furgón-. Se me habÃa olvidado llamarle a Vd., señor de Rey. Creo que ahà le esperan a Vd. con las caballerÃas. -¡Pero hace aquà un frÃo de tres mil demonios! -dijo el viajero envolviéndose en su manta-. ¿No hay en el apeadero algún sitio dónde descansar y reponerse antes de emprender un viaje a caballo por este paÃs de hielo? No habÃa concluido de hablar, cuando el conductor, llamado por las apremiantes obligaciones de su oficio, marchose, dejando a nuestro desconocido caballero con la palabra en la boca. Vio este que se acercaba otro empleado con un farol pendiente de la derecha mano, el cual movÃase al compás de la marcha, proyectando geométrica serie de ondulaciones luminosas. La luz caÃa sobre el piso del andén, formando un zig-zag semejante al que describe la lluvia de una regadera. -¿Hay fonda o dormitorio en la estación de Villahorrenda? -preguntó el viajero al del farol. -Aquà no hay nada -respondió este secamente, corriendo hacia los que cargaban y echándoles tal rociada de votos, juramentos, blasfemias y atroces invocaciones que hasta las gallinas escandalizadas de tan grosera brutalidad, murmuraron dentro de sus cestas. -Lo mejor será salir de aquà a toda prisa -dijo el caballero para su capote-. El conductor me anunció que ahà estaban las caballerÃas. Esto pensaba, cuando sintió que una sutil y respetuosa mano le tiraba suavemente del abrigo. Volviose y vio una oscura masa de paño pardo sobre sà misma revuelta y por cuyo principal pliegue asomaba el avellanado rostro astuto de un labriego castellano. Fijose en la desgarbada estatura que recordaba al chopo entre los vegetales; vio los sagaces ojos que bajo el ala de ancho sombrero de terciopelo viejo resplandecÃan; vio la mano morena y acerada que empuñaba una vara verde, y el ancho pie que, al moverse, hacÃa sonajear el hierro de la espuela. -¿Es Vd. el Sr. D. José de Rey? -preguntó echando mano al sombrero
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