Bag om Eti
En el pueblo que la ha visto crecer, Eti, sigue siendo la Caminera. En la ciudad, la señorita Etelvina.
Con la creencia de que su madre murió al tiempo de nacer ella de una fiebre muy mala que cogió a la cabeza caminó los primeros años de su vida. De su padre nunca se ha hablado en la Caseta de Camineros, la casa de sus abuelos y tÃas.
A lo largo de su camino ha ido reseñado vivencias propias y ajenas y extraÃdo de la paleta de colores el requerido a cada acontecimiento. Ha vertido lágrimas con sabor a hiel o miel. En torrentera unas y otras tan resecas como cardos agostados por la solanera.
La vida ha ido desvelando historias ocultas: el descubrimiento de su familia materna y la llegada de noticias del padre que la abandonó en la casa de los abuelos. Acontecimientos que, pese a su impacto emocional, no le han desviado de su camino.
La abuela Erundina, desde la puerta de la Caseta de Camineros, ha visto cómo Eti se ha adentrado, una y otra vez, entre jaras y encinas en busca de amaneceres preñados de esperanza.
Personajes revestidos de tricornio, sotana y vara de mando, junto a un regreso sorprendente, intentarán quebrar su andadura.
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