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Cuando viajas siempre pasan cosas. Bien sea por negocios o por placer, sales de tu entorno de seguridad y te expones a lo imprevisto, más de lo habitual, o a lo imprevisto que, fuera de un entorno controlable, tiene más posibilidad de convertirse en catástrofe.Viajar, como consecuencia, es una fuente inagotable de anécdotas. Unas veces más y otras menos, pero si viajas mucho y por muchos lugares como es mi caso, la posibilidad de encontrarte con situaciones extremas aumenta proporcionalmente.Son ocasiones donde el azar crea situaciones nuevas y rompe la rutina de lo previsible. Para algunos son engorros o complicaciones que arruinan los viajes. Para mi son la sal de estos.
Un paseo por el Cielo y sus Dragones de la mano de la Astronomía y el Mito.Las leyendas ligadas a las configuraciones de las estrellas que han llegado hasta nuestros tiempos proceden de los griegos, trasmitidas a través de los árabes durante la Edad Media y son las que han dado lugar a los nombres actuales de las constelaciones y de sus estrellas. Pero estos nombres no fueron ideados por ellos, sino que en realidad son consecuencia de la adaptación a su cultura de otros nombres de personajes míticos que ya existían con anterioridad.Una parte de estos personajes mitológicos pertenecían a los propios pueblos indoeuropeos, de los que los griegos eran descendientes, y que acabaron produciendo los mitos más relevantes de su cultura. Otra parte procedían de los mitos de los pueblos asentados en las tierras que los griegos fueron colonizando y que se incorporaron a su cultura, tras la helenización de sus nombres y lugares.Pero hay también una parte, muy importante, procedente de los mitos de las culturas más avanzadas en su época, como la mesopotámica y la egipcia, de las cuales los griegos tomaron los conocimientos astronómicos. Ya que, junto con estos conocimientos, incorporaron los nombres y las leyendas asignadas a la representación de las estrellas, que ellos tenían.Es de suponer que, a su vez, los mesopotámicos y los egipcios también tomaron elementos de otras culturas preexistentes. Ninguna civilización inventó los nombres de las estrellas, sino que cada una fue reinterpretando las leyendas representadas en ellas, adaptándolas a su propia cultura y mitología. La asignación de leyendas en el Cielo es, por lo tanto, un proceso evolutivo en el que cada cultura ha dejado su impronta.Desde tiempos inmemoriales, los hombres que han observado el Cielo han agrupado las estrellas de diversas formas, proyectando en ellas representaciones de animales y personajes de los mitos y leyendas propios de cada cultura.De entre todos los seres fabulosos creados por la imaginación mitológica hay uno que destaca particularmente por su persistencia en todas las culturas conocidas, a lo largo y ancho de todo el planeta, y a través de todos los tiempos: el dragón.En definitiva, los dragones representan la proyección de los temores y deseos más ancestrales que el Hombre lleva en su interior. Y por eso aparecen en todas las culturas con diferentes atributos, pero con un mismo repertorio de significados.
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