Bøger af Mario Said Silvera

Caco, tal como la recuerda la mitología griega, era un gigante, mitad hombre y mitad sátiro, cuyo mayor empeño (por no decir el único) era esquilmarle los bienes al prójimo. Su fama, lo ha llevado a convertirse, con el correr del tiempo, en patrón de los ladrones. No hay personas, sean políticos, funcionarios, o simples ciudadanos de la actualidad y de otros tiempos que, llegado el momento de hacer sus trapisondas, no se haya encomendado alguna vez a él. Vaya este libro en homenaje a todos los diplomados en su ciencia. Créanme que se lo merecen. Con sus ingenios, han podido superar largamente a su maestro y mentor.

Exigirle a un psicópata que abandone a su esposa, es lo peor que puede hacer una mujer enamorada. Maxime si este hombre está casado con una mujer sumamente rica, a la que piensa heredar por medio de un crimen. Y lo peor que puede hacer un hombre, atrapado en esta disyuntivita, no solo es asesinar a su amante, sino hacerlo en un día de lluvia. Y más grave aún, llevarse del escenario del crimen un paraguas, y dejar luego a este abandonado en un quiosco, con sus huellas digitales impresas en el mismo.

Harta ya de la violencia física y psíquica, a la que su marido la somete desde hace un par de años, Verónica ha decidido por fin librarse de él, y la manera que ha elegido para hacerlo, no parece ser muy convencional. Se trata sencillamente de acabar con su vida, y para ello contará con la complicidad de una muchacha, a la que ha conocido en un bar. Pero no todo es tan simple como ella supone. Su esposo no es el hombre que dice ser. Detrás de su imagen de empresario, se esconde un ser ambicioso, con un pasado oscuro al que ha intentado dejar atrás. Pero ¿qué tan fácil resulta dejar atrás a los hombres a quienes robó y traicionó en México, siendo estos, además, vengativos y peligrosos?

La muerte de dos seres queridos, y un accidente con el hombre causante de una de estas dos muertes, han terminado por consolidar a Mauro, el personaje de esta novela, en el oficio que ha heredado de su padre: el de asesino a sueldo.El dolor propio, ha galvanizado su conciencia. Es un autómata. No siente piedad por ninguno de los blancos, que la organización a la que pertenece, le señala. Pero de pronto, en un instante de su vida, descubre para su propia sorpresa, que aquel camino sembrado de muertes, tiene finalmente un límite.La organización le ha señalado una nueva víctima. Y Mauro, con la fotografía de la misma entre sus dedos, comienza por primera vez a dudar. Un dilema se ha presentado en su cerebro, y deberá resolverlo en pocas horas. ¿Podrá la sonrisa de un ser inocente, desactivar el instinto asesino que lleva adentro? ¿Toleraran sus jefes, este rapto de conciencia, de un hombre que nunca la tuvo?

Nemesio Vargas, parece estar transitando sus últimos días como detective privado. A la poca presencia de clientes, se le suma el hecho de que debe unos cuantos meses de alquiler de la oficina en donde desempeña su oficio. Solo espera el llamado del hombre que le renta la propiedad. Y ya sabe lo que le dirá este. Sin embargo, cuando suena el teléfono, y atiende el llamado, del otro lado de la línea no está un hombre, sino una mujer joven. Esta desea contratarlo para que desentrañe un misterio que la tiene atemorizada: el encarnado por tres misteriosos individuos que, desde un automóvil, vigilan de día y de noche cada uno de sus movimientos. Acepta el trabajo, pero desconoce cuál es la envergadura del mismo, hasta que su clienta desaparece ¿Quién pudo haber secuestrado a una persona que no tiene dinero ni enemigos? ¿Qué tesoro oculto, que aquella muchacha ignora poseer, es apetecido por sus secuestradores?