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Padre mío: ya hace muchos días, muchos, que no me hablas, que no me miras; el pasado se aleja de mí sin piedad, y mientras el polvo húmedo y frío de la tierra se lleva poco a poco tus humanos restos, mi vida se desliza a través de sus contadas horas buscando sin cesar el olvido, y hallando solamente el recuerdo; sí: imposible separarme de ti, imposible romper el lazo misterioso de nuestros seres que, identificados en pensamientos y en pasiones, vivían unidos por el más puro de todos los amores; tu voz no vibra ya en la terrena atmósfera, y sin embargo, allá, en las profundidades de mi cerebro, residen las ondulaciones de sus ecos; tus palabras se abren paso a través de mis ideas, y la frase que brota de mis labios es la misma que pronunciaban los tuyos, repetida por mí con el afán de escucharte en mis palabras: tus ojos ya no irradian en las diáfanas olas de la luz mundanal, y sin embargo, tu mirada, con todos aquellos hermosísimos encantos con que la hacía brillar tu noble condición, va fija y grabada en mi pupila, y vive y resplandece en el fondo del pensamiento, como si en él hubiera quedado imborrable la imagen de tus ojos; y cuando, viviendo en tu recuerdo y alegrándome con tu presencia, que tan real me parece, desciende la imaginación a los confines de la tierra, la sonrisa que sentía en mi alma al verte y al oírte se trueca en contracción de espanto y de dolor, al considerar que estamos separados por la eternidad, y que entre nosotros se amontona la podredumbre de un sepulcro y el incansable rodar de los tiempos¿
VICENTE. Cuantos detalles pides, esta noche en casa de Lorenzo te daremos, y si no quieres ir... AG. 1.º (Interrumpiendo.) Lo cual sentimos... VICENTE. Cuando se empiecen á contar los hechos de la gran Germania valenciana, sabrás nuestra intención, nuestros proyectos.AG. 2.º ¿Te decides o no? SOROLLA. Y bien, supongo que por fin consintiera en vuestro empeño, pobre artesano soy, sin más riquezas que las escasas que al trabajo debo, ni la fama se ocupa de mi vida ni más blasones que mi nombre tengo. ¿Dónde está mi valer, ni qué servicio a esa noble hermandad prestarle puedo!VICENTE. ¡Vive Dios! no. Guillen, tú puedes mucho, tu vasta ilustración, tu gran talento...AG. 2.° Al brillo que despiden tus virtudes, al fulgor de tus nobles pensamientos podrán mirarse las grandezas todas que ocultas guarda el generoso pueblo.
Érase una tarde del mes de noviembre; recios copos de nieve caían en las extensas llanuras de la Mancha, vistiendo de blanco ropaje los humildes tejados de un pueblecito, cuyo nombre no hace al caso, y cuyos habitantes, que apenas pasaban de trescientos, tenían fama por aquella comarca de sencillos y bonachones.-Apresuremos el paso, que el tiempo arrecia y aún falta una legua ¿decía un jinete caballero en un alto mulo a un labriego que le acompañaba sobre un pollino medio muerto de años; arreó el labriego su cabalgadura, y con un mohín de mal humor, sin duda porque la nieve le azotaba el rostro, se arrebujó en su burda manta, encasquetándose el sombrero hasta la cerviz, y diciendo de esta manera:-Vaya, vaya con don Gaspar, y qué rollizo y sano que se nos viene al pueblo; ya verá su merced qué contento se pone don Melchor cuando le vea llegar tan de madrugada; según nos dijo ayer, no se esperaba a su merced hasta esotro día por la tarde; nada, lo que yo digo, esta Nochebuena estamos de parabién; todas las personas de viso se nos van a juntar en la misa del gallo; digo, si no me equivoco, porque parece que también el señor don Baltasar está para llegar de un momento a otrö
MARÍA Despacio las leí y aún no concibo lo que dicen las líneas de esta carta. Unas veces paréceme que sueño, otras las miro como horrible trama, sin que pueda el turbado pensamiento descubrir su intención ni adivinarla; y luego,... ¿por qué medio, de qué modo puedo llegar hasta mi propia estancia? (Leyendo.) «Los barones de Orsini y de Colonna »y otros nobles de estirpe menos clara, »con vuestro esposo Rienzi reunidos, »La paz ajustarán en vuestra casa; »del juramento que en solemne fiesta »al gran Tribuno prestarán mañana, »se ha de tratar en este conciliábulo; »pero si en él las bases se preparan, »mientras solemnemente no se juren, »la cabeza de Rienzi amenazada »ha de vivir; tan sólo una persona »con firme voluntad puede salvarla, »porque acaso el citado juramento »no se llegue a prestar si alguno falta; »para que esto se evite es necesario »consintáis recibir en vuestra estancia,»para que esto se evite es necesario »consintáis recibir en vuestra estancia, »en esta misma noche, estando sola »y al terminar el toque de las ánimas, »a quien puede deciros claramente »el modo de alejar desdicha tanta; »a más, grandes secretos de familia »podréis saber, y acaso vuestra raza »a Rienzi logre darle una corona »cual su ambición jamás pudo soñarla; »pensadlo bien, mañana tarde fuera. »Si aceptáis, colocad en la ventana »una luz y después esperad sola »la salvación de Rienzi o su desgracia; »aquesto dice quien blasones tiene; »no lo olvidéis, puesto que sois romana.» (Dejando de leer.-Empieza a anochecer.) Sin firma y con la fecha de hoy. ¡Dios mío, qué otra nueva tormenta se prepara!
A las seis poco más de una mañana del mes de los claveles y las rosas, el agudo chillar de una campana de la villa del Oso, anunciaba al curioso que, en la iglesia cercana, la misa de una boda se decía, y no anunciaba más, su voz parlera, porque más no sabía, que la lengua de bronce, bien pregone el dolor o la alegría, muda al afecto humano, obedece, no más, cuando mano del sacristán la mueve¿ ¿Es posible que existan las campanas estando en pleno siglo diez y nueve? El caso es que la boda pregonaba sin saber, ¡pobre ciencia!,
Padre mío: Llegó el momento en que, vencida la imponente ascensión, mis arterias golpeaban con ciento veinte pulsaciones por minuto. A nuestras plantas se extendía un océano de montañas, cuyas crestas, como olas petrificadas, se levantaban en escalas monstruosas a 1.000 y 1.500 metros sobre el nivel del mar. Al sur, las dilatadas estepas de Castilla, con sus desolados horizontes de desierto, iban perdiéndose en límites de sesenta leguas, entre un cielo caliginoso, henchido de limbos de oro y destellos de incendio. Al norte, un inmenso telón límpido, azul, como tapiz compacto tejido con amontonados zafiros, se destacaba, lleno de magnificencias, intentando con la grandeza de su extensión subir hasta las alturas: era el mar. A mi lado había un ser valeroso, cuya respetuosa amistad, llena de abnegaciones y de fidelidades, había querido compartir conmigo los peligros y vicisitudes de cinco meses de expedición a caballo y a pie por lo más abrupto del Pirineo Cantábrico. Estábamos sobre la misma cumbre, en el remate mismo de la crestería de piedra con que se yergue, como atleta no vencido, El Evangelista, uno de los colosos de la cordillera Las Peñas de Europa, coloso que levanta sus pedrizas enormes, sus abismos inmedibles, sus ventisqueros henchidos de cientos de toneladas de nieve a 2.600 metros sobre el nivel del mar. Sentíamos la felicidad de aquella elevación espantable, y el arriesgado propósito que teníamos de pasar la noche sobre aquellas cumbres, prestaba a nuestros cerebros la prodigiosa actividad de las horas de inspiración.
El prólogo de nuestra obra; he aquí la mayor dificultad para el mortal que se atreve a escribir un libro; y si este libro es de poesías, entonces las proporciones de la empresa crecen, se agigantan, asustando con sus extrañas formas la impresionable imaginación del poeta. Ante todo para escribir un prólogo es menester saber lo que es un prólogo; plumas más hábiles que la mía, e inteligencias elevadas, han descrito la misión y las cualidades de ese preámbulo de trabajos reunidos; con todo, bien puedo permitirme decir lo que pienso sobre tan importante asunto. Para mí un prólogo es la fe de bautismo de la obra y la cédula de vecindad del autor; en él se ve la legitimidad de la primera y la honrada posición del segundo; si la obra ha sido revisada por inteligencias de superior calidad, en el prólogo aparece lo bastardo de su procedencia, y si el autor oculta bajo fastuosa apariencia su hambre de jerarquías, en el prólogo se descubre la falsedad de sus intenciones; por esto un prólogo es el punto más alto a que puede llegar el que siente en su corazón y en su cabeza el sacro fuego de la inspiración, por esto mi pluma tiembla al trazar sobre el blanco papel los renglones del prólogo de mi primera obrä ¿Qué te diré yo, público juez, ante cuyo tribunal inapelable aparece hoy la colección de mis versos?
«Morirse a tiempo» es, según lo presenta su autora, «un ensayo de un pequeño poema imitación de Campoamor». En esta breve historia en verso el sonido de las campanas de la iglesia anuncia una boda. María va a casarse con un hombre al que no ama.Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
Esta es una recopilación de relatos de Rosario de Acuña. Entre los cuentos reunidos se encuentran «El pedazo de oro», «El primer día de libertad», «El secreto de la abuela Justa», «¡Ilusión!», «La abeja desterrada», «La noche», «La roca del suspiro», «Los pinceles» o «Periquín».Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
Se trata de una recopilación de artículos y de varios textos literarios de Rosario de Acuña. Las obras reunidas son los artículos «A un soldado español voluntario en el Ejército francés durante la Gran Guerra», «El ateísmo en las escuelas neutras», «La ramera», el cuento «El cazador de osos» y el poema «La vuelta de una golondrina».Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
Este es un ensayo de Rosario de Acuña sobre el despilfarro y la ostentación de la gente de campo a finales del siglo XIX. Según denuncia la autora, uno de los mayores problemas sociales de España es que los campesinos se avergüenzan de su forma de vida y su trabajo e, incluso los más humildes, se han aburguesado.Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
Se trata de una recopilación de textos de Rosario de Acuña. Reúne la dedicatoria «Sentir y pensar» que la autora redactó en 1884 tras la muerte de su padre, al que estaba muy unida, así como varios poemas: «Decoración», «El autor», «La dama de carácter», «Entre bastidores» o «Juicio del público».Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
Este es un relato de Rosario de Acuña con finalidad pedagógica, alegoría de la creación divina de la humanidad. Dos niños, Rosario y Rafael, reciben de su padre como regalo una casa de muñecas que tienen que aprender a cuidar y conservar para ser felices.Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
«Tiempo perdido» (1881) es una recopilación de textos de Rosario de Acuña. Reúne los cuentos «Melchor, Gaspar y Baltasar» y «El primer día de libertad», los apuntes «Algo sobre la mujer» y el ensayo breve titulado «Los intermediarios».Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
«En las orillas del mar» es un largo poema de Rosario de Acuña, compuesto de partes o cantos, que se publicó por primera vez en 1874 en «La Ilustración Española y Americana» y que estaba dedicado a la madre de la poetisa. A través de estos versos la autora ensalza el mar, tanto su belleza y calma como su furia y sus tempestades.Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
«Consecuencias de la degradación femenina» es una conferencia que Rosario de Acuña pronunció en la asociación Fomento de las Artes de Madrid el 21 de abril de 1888 y que se recogió en «Las Dominicales», revista de librepensamiento. La autora reivindica con este discurso la igualdad entre hombres y mujeres en beneficio de toda la especie humana.Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
Este es un drama trágico en un acto y en verso de Rosario de Acuña que la autora estrenó bajo el pseudónimo de Remigio Andrés Delafon. El drama está ambientado en Zaragoza, durante el asedio de la ciudad en 1808 por parte de las tropas francesas, y el protagonista es el pueblo, como en otras obras de la autora.Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
«Tribunales de venganza» (1880) es una tragedia histórica en dos actos escrita en verso por Rosario de Acuña. Ambientada en el siglo XVI durante la resistencia de los valencianos para defender sus libertades ante la corona, se centra en la figura de Guillem Sorolla, uno de los jefes más audaces de la asociación de los comuneros de Valencia, llamada la Germanía. Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
«El padre Juan» es un drama en tres actos y en prosa de Rosario de Acuña ambientado en un pequeño pueblo de Asturias donde el conservadurismo de los creyentes y las nuevas ideas de los librepensadores se enfrentan. Un matrimonio quiere construir un hospital junto a un supuesto manantial milagroso para demostrar su inutilidad a los supersticiosos.Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
«Ecos del alma» (1876) es un poemario de juventud de Rosario de Acuña. Algunos de los poemas recogidos son «Mis cantares», «¡Poetisa!», «A la Virgen», «A la muerte», «Cantares», «Los amores de un ruiseñor», «A una golondrina», «Las dos flores», «En el álbum de la señorita M. T.», «¡Dichoso el justo!» y muchos más.Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
Este es el primer drama histórico escrito por Rosario de Acuña. El protagonista es Rienzi, último tribuno de Roma, que lucha por la libertad, la salvación de una Roma decadente y la unidad de Italia. Consigue brevemente su propósito, pero las intrigas de la nobleza vuelven al pueblo contra su líder.Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
Se trata de una fábula infantil de Rosario de Acuña. Este texto breve relata una historia fantástica. El sol decide hacer competir a los insectos para que demuestren cuál de ellos presta mayor utilidad y beneficio al ser humano.Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
«El país del sol» es un relato alegórico de Rosario de Acuña publicado por primera vez en 1907. Tres monstruos —un monstruo caduco y fanático, otro, destructor y ambicioso y un último, canijo y dañino— se han instalado en el país del sol y con sus poderosos tentáculos oprimen al pueblo. Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
«La siesta» (1882) es una colección de artículos y relatos de Rosario de Acuña, entre los que se encuentran «La roca del suspiro», «El mejor recuerdo», «Fuerza y materia», «Pipaón», «Sobre la hoja de un árbol», «Una peseta», «Rafael Ducassi», «El invierno», «Pensamientos», «El amor de la lumbre» y muchos más.Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
«¡Ateos!» (1885) es un ensayo anticlerical de Rosario de Acuña redactado con ironía y sarcasmo. La autora simula una arenga contra los ateos exponiendo los argumentos irrazonables y absurdos por los que la Iglesia y el clero persiguen a todos los demás. Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
«La voz de la patria» (1893) es un drama en un acto y en verso de Rosario de Acuña, ambientado en un pueblo de las montañas de Aragón a finales del siglo XIX. María llega desconsolada a casa porque mandan a su hijo Pedro de nuevo a la guerra, a África, por el contrario, su marido ve en la partida de su hijo un motivo de orgullo.Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
Esta es una colección de artículos escritos por Rosario de Acuña y publicados en «El Cantábrico», revista de Santander, que recibieron el premio Medalla de Plata en la Exposición de Avicultura de Madrid en 1902.Rosario de Acuña (1850-1923) fue una escritora, librepensadora y periodista española. Fue una defensora de la igualdad social entre hombres y mujeres y de los derechos humanos. Colaboró con medios de comunicación como «Las Dominicales del Libre Pensamiento», «El Imparcial» o «El Liberal», sus obras se estrenaron en los principales teatros del país y se convirtió en la primera mujer del Ateneo de Madrid.
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