Bag om Gaspar Ruiz
Una guerra revolucionaria destaca muchos raros caracteres, los saca entre la oscuridad, lugar común de tantas vidas humildes en las zonas tranquilas de la sociedad. Algunos seres llegan a la fama por sus vicios o sus virtudes, o simplemente por sus actos, que a veces logran una importancia transitoria para caer enseguida en el olvido. Al fin de una lucha armada, sólo sobreviven los nombres de algunos caudillos, posteriormente consignados en la historia, de modo que cuando desaparecen del recuerdo activo de los nombres, viven silenciosamente en los libros. El nombre del general Santierra alcanzó esa fría inmortalidad de papel impreso. Fue un sudamericano de buena familia, y los libros de su época le citan entre los que libertaron aquel continente del dominio español. La larga contienda entablada por la independencia, en un lado, y por el dominio, en el otro, se desarrolló, en el transcurso de los años y entre las vicisitudes de la cambiante fortuna, con la fiereza y crueldad de una lucha por la vida. Todo sentimiento de fraternidad y compasión desapareció entre la inquina del odio político. Y como suele ocurrir en la guerra, el pueblo, quien menos había de ganar con el resultado, fue el que más sufrió en sus oscuras personas y en sus humildes bienes.
Vis mere