Bag om La Virgen sumergida
La virgen sumergida -la verdadera historia de Playa Rosario- no ha sido escrita "para atrapar pajarillos inocentes", ni es una especie de provocación al derrumbamiento inevitable. ¿Acaso se puede salvar algo que ya no se estima, en el sobresalto, el horror y la desconfianza que desde sus principios generó? Por lo tanto, he decidido escribir estas palabras para la primera edición de este libro. ¿Qué responder? ¿Puede un libro salvarnos de la falsificación y la frivolidad de una época? ¿En qué lugar del mundo, no suceden historias como la de Playa Rosario?
Los hombres que no son capaces de hacer una revolución interior no podrán responder a esa pregunta y serán devorados por el poder. El poder que quiere el engaño y vive del engaño. Este libro está dedicado a ellos, los humanos demasiado humanos que en el aislamiento, el destierro corporal o mental, a los encadenados que sueñan con la rara y exquisita materia del paÃs que les prometieron, tan llenos de gratitud al suelo en que nacieron y al que un dÃa regresarán, fuerza impulsiva a las espaldas de José Luis Riverón RodrÃguez quien ha decidido cumplir una deuda con sus muertos y comenzar a hablar, difundir y por ende existir, en un juego de pasiones que es la única forma posible de sobrevivir para cuando la muerte llegue, solo encuentre un pellejo vacÃo.
Los eventos que se cuentan en esta novela son un testimonio del zumo de un desarraigado inmenso que ocurre en Playa Rosario, un humilde asentamiento que toma su nombre de la patrona que se erguÃa frente al mar, la virgen Rosario. En el año 2005 el huracán Wilma arrasó con furia las humildes viviendas que existÃan. Sus pobladores fueron removidos del lugar por una decisión insensible y arbitraria de las autoridades.
Ciertos libros llegan con tardanza, pero de pronto todo comienza a fluir en el rescate de un tiempo en que solo se habÃa orado y amado, una sensación de vergüenza y de victoria. ¿Sobre qué? ¿sobre quiénes? Es una victoria enigmática y llena de peligros, que nos delata y puede conducirnos a los silencios, pero es nuestra primera victoria, porque el camino de las transformaciones no se construye de silencios, sino de la avidez por las pequeñas victorias. Eduardo René Casanova Ealo
Editorial Primigenios
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