Bag om Situación Límite
Aunque hacía ya mucho que el vapor Sofala había virado hacia la costa, la baja y húmeda franja de tierra seguía pare¬ciendo una simple mancha obscura al otro lado de una franja de resplandor. Los rayos del sol caían con violencia sobre la mar calma, como si se estrellasen sobre superficie diamantina produciendo una polvareda de centellas, un vapor de luz des-lumbradora que cegaba la vista y agobiaba el cerebro con su trémulo brillo. El capitán Whalley no contemplaba nada de esto. Cuando el fiel serang se había acercado al amplio sillón de bambú que llenaba cumplidamente para informarle en voz baja de que había que cambiar el rumbo, se había levantado enseguida y ha¬bía permanecido en pie, mirando al frente, mientras la proa del buque giraba un cuarto de círculo. No había dicho palabra, ni siquiera para ordenar al timonel que mantuviese el rumbo. Era el serang, un viejo malayo muy despierto, de piel muy obscura, el que había musitado la orden al hombre del timón. Y entonces el capitán Whalley se había sentado de nuevo len¬tamente en el sillón del puente para clavar la mirada en la cubierta que tenía bajo los pies.
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