Bag om V. Óleo de Un Día Cualquiera
Me he levantado entre cenizas humeadas por la guardarraya, me he puesto en la nariz una pinza para no oler la metralla, me he tomado un café fuerte, jugo de naranjas y agua. Y he encendido un cigarro verde antes de salir a luchar la esperanza, pensando siempre a un mañana sin lágrimas... ¡Cómo cada día que pasa desde que me fui de mi patria! Cómo en cada madrugada mágica y en cada óleo del alba, cómo en cada mediodía a distancia, en que los sueños no acaban... Miré a mis cuentas vacías, a mis collares y a mi lámpara, a mi piel que aún se ve lisa y mis arrugas del alma. A mis dedos largos rectos que en pentagramas les cantan las melodías de mi versos. Me di un pensar por aquellos y otro por los que a casi siempre pienso; y me dije, que sí es por ellos, lo que me han dado se lo devuelvo... y me dispuse a pintar un lienzo con las cosas que veremos. Lo dibujé de anagramas bordando huestes del suelo, y de unas que otras metáforas traídas hasta por los pelos a ser testigos del ejemplo. Porque con mi pincel no hay arreglos, lo que no he visto lo invento y luego me quito el sombrero y queda descrito un soneto; rítmico y además sincero. Extraído de Óleo de un día cualquiera.
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