Bag om Cuentos de mi tiempo
Era el tiempo en que para trasladar a los presos y penados de carcel a carcel, de penal a penal, se les llevaba todavia a pie por los caminos, entre destacamentos de gente armada. Tras el dia de calor insufrible, vino la noche sin brisa, calida y sofocante. No corria un pelo de aire, ni se alzaba del suelo un atomo de polvo. La carretera abierta en la dilatada extension de la llanura, se destacaba interrumpiendo el gris terroso de los campos, como una cinta blanca y ancha tendida sobre los surcos en rastrojo. Por su centro iba la cuerda, la reata humana, doblemente rendida a la pesadumbre de la fatiga y del delito. Quien llevaba morral, quien alforjas, quien manta, los mas, nada; veianse muchos descalzos, despeados; pocos fumaban, no reia ninguno. A los lados marchaba la tropa obligada a meterse por la estrecha hondura de las cunetas, o a subirse en los montones de guija y pedernal recien partido, mientras el brillo de las armas, iluminadas por la luna, limitaba la movible masa de aquella triste muchedumbre. Los grillos y las cigarras cantaban libremente; voces humanas se oian pocas, y esas eran blasfemias; tal vez envidia de los animalillos, desahogo propio de gente forzada del rey que iba a las galeras."
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