Bag om El enemigo
Era la Noche Buena de 1872, y en toda la casa, de alto a bajo, sonaba alegre vocerio. El panero, con varios amigos y Champagne de a tres pesetas, solemnizaba un remate de subasta; el sastre obsequiaba a unos parientes, a estilo de su tierra, con manzanilla y aceitunas alinadas que llamasen el apetito a honrar la cena, y los cuchareros disponian con gente amiga su modesto festejo, saliendo de rato en rato a la escalera y dando inutilmente grandes voces por que callasen varios chicos que, armados de tambores, parecian dispuestos a ensordecer al mundo. Cada piso y cada puerta dejaba escapar por sus junturas y resquicios el rumor bullicioso que acusa la alegria; solo en el cuarto segundo habia silencio. Ante su entrada enmudecia la algazara, como si en el interior, triste o desierto, faltase quien festejara la santidad del dia y el bienestar de una familia. Tambien alli, sin embargo, se preparaba la cena, pero con mas modestia y menos regocijo.
Vis mere