La cultura escolar - Daniel Albino Airasca - Bog

La tendencia a la adopción de hábitos sedentarios desde edades tempranas se adjudica en general a una cultura altamente urbanizada y tecnificada. Pero ni la técnica ni el uso indiscriminado que se hace de ella son las únicas causas de ese fenómeno. Los hábitos sedentarios son el resultado de modos de utilizar el cuerpo, que se transmiten durante los períodos de socialización del individuo por simple mimetismo y representan un verdadero condicionamiento. La investigación de las creencias relativas a la actividad física de los docentes muestra que las decisiones que toman y las actitudes que emprenden devienen en patrones de conductas. Estos modelos de acción y rutinas en la forma de enseñar fomentan hábitos sedentarios. Son modos de hacer, disciplinar, ordenar, alienar y, en definitiva, fragmentar a través del orden y la razón: modos que cercenan el movimiento y "acomodan" en la quietud. Tal característica es determinante porque inhibe la risa, descalifica el juego, aprisiona el ser, confunde seriedad con mal humor, penaliza la tontería y exonera la extravagancia. Se trata de actitudes que ahogan los impulsos vitales, hacen perder sensibilidad ante las reacciones espontáneas e impiden un pleno desarrollo.