Bag om Virus del sentimentalismo
Teodoro Morris, el Saqueador del mítico oro de Quinara, viene consumando su destino, lo hace a cuatro ojos, los de su cuerpo moribundo puestos en la ventana que da a la primavera renaciendo en un punto de Brecha de Búfalo, en Las Grandes Praderas, y los de su alma bullente contemplando en la incesante molienda subtropical del producto de su tesoro: quinta San Agustín. Ana de Cazaderos, danzante musa, y el cancerbero Pincho, hacen el ritual inherente al instante supremo del Saqueador, siendo para ellos dos también la hora del fin de su estancia en Placidville, la desangelada aldea que cubre los restos mortales de Vermi Hood y de los acaponados seguidores de lo que se denominó "santificación en el progreso". Paralelamente a esa suerte de vida y muerte, sobre la meseta andina, se gesta el viaje a la aurora de Olegario Castro y sus invitados, José Miguel y Gitte, navegando en las ondas largas de radio Marañón, a la sombra del Macizo del Pichincha.
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