Bag om RHF - Revista de Historia del Fascismo
Una reciente visita a Hungría nos ha convencido sobre lo que podemos llamar "la excepcionalidad magiar". Sólo conociendo a la sociedad húngara puede entenderse que desde hace casi 100 años, el país permanezca con unas constantes que no logró desterrar el régimen comunista que se prolongó desde 1945 hasta 1989. Da la sensación de que el país se vacunó contra el bolchevismo desde la revuelta de Bela Khun en 1919. El movimiento fascista húngaro fue una de las manifestaciones de esa "excepcionalidad", no solamente porque el país estuvo dirigido por un régimen particularmente estable, en realidad, un gobierno autoritario de derechas, sino porque florecieron en los años 20 y 30, distintas manifestaciones del fascismo en todas sus variedades. De haber existido un régimen democrático es probable que los "cruces flechadas" se hubieran alzado antes con el poder, a la manera de Hitler, esto es, por vía electoral. No hay que perder de vista que, después del NSDAP, el Partido de los Cruces Flechadas o el Movimiento Hungarista creados por Ferenc Szàlasi, fue el partido nacional-socialista más importante, poderoso y extendido de Europa, fuerte, especialmente, en los medios obreros y que, en la práctica, representaba a la "izquierda" del régimen del Almirante Von Horthy.
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