Bag om RHF - Revista de Historia del Fascismo
Abrimos este número 26 con un artículo que no pudimos incluir en la edición anterior por falta de espacio: El incendio del Reichstag, episodio que todavía impresiona hoy cuando se perciben sus dimensiones y las consecuencias políticas que acarreó. Es cierto que fue utilizado por el NSDAP para cumplir su promesa electoral de acabar con el Partido Comunista Alemán, pero, contrariamente a lo que se ha insinuado desde el mismo momento en que se produjo, no existe la más mínima prueba de que estuvieran implicados en el episodio miembros de los servicios de inteligencia o de cualquier otro organismo del Estado. En realidad, la sociedad alemana, en general, aceptó perfectamente la prohibición del KDP y, prueba de ello es que salvo los propios comunistas, nadie protestó e incluso los partidos de centro y derecha la aprobaron entusiásticamente. En este artículo se pasan revista a todos elementos de la trama. La derecha falangista es objeto de un estudio inicial que precede a dos notas biográficas sobre sus exponentes más característicos, Onésimo Redondo y Ruiz de Alda, elaboradas por Eduardo Núñez. En el artículo introductorio se explicitan las causas que llevaron al fracaso histórico del Movimiento nacional-sindicalista español. Eduardo Basurto nos envía una colaboración sobre los Camisas Plateadas mexicanos, una formación militante de la Acción Revolucionaria Mexicanista que constituyó en los años 30 el eje de la versión local del fascismo en aquel país. Se trata de un movimiento sorprendente del que apenas se sabe nada en España, pero que suscitó enorme interés e inquietud en su momento hasta el punto de ser prohibido por el gobierno. Finamente, reproducimos la traducción del penúltimo capítulo de la obra de Stefano Delle Chiaie, L'Aquila e il Condor, relativo a España. Hemos preferido reproducir íntegramente el capítulo a pesar de su extensión porque nos permite comprender también la densidad política de aquellos momentos (1971-1977). Delle Chiaie, además de ofrecer una relación de sus movimientos en nuestro país, no se queda en la mera anécdota, sino que describe sus encuentros con Carrero Blanco, con el General Perón, con Augusto Pinochet, etc., sobe el transfondo permanentemente traumático del inicio de la transición española y del terrorismo de Estado en Italia.
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