Bag om El Volcán de Oro
Un terremoto, muy localizado por lo demás, acababa de conmocionar la parte de Klondike comprendida entre la frontera y el Yukon y atravesada por el curso medio del Forty Miles Creek. Se había sentido hasta una media legua río arriba del otro lado de la frontera. Aunque Klondike no está expuesto a movimientos sísmicos frecuentes, sus entrañas encierran conglomerados de cuarzo, rocas eruptivas, lo que indica que las fuerzas plutónicas la trabajaron en la época de su formación. Esas fuerzas dormidas se despiertan a veces con una violencia extraordinaria. Además, por toda esta región de las montañas Rocosas, cuyas primeras ramificaciones nacen en las proximidades del círculo polar ártico, se levantan volcanes cuya completa extinción no es segura. En todo caso, en el distrito no hay mucho que temer de eventuales terremotos o erupciones, pero no ocurre lo mismo con las inundaciones debidas a las crecidas súbitas de los arroyos en la época en que se funden las nieves. En efecto, Dawson-City no se ha librado de estos desastres. Si no el Yukon, al menos su tributario, el Klondike, que separa la ciudad de sus arrabales, se ha desbordado, llevándose el puente que los une. El territorio del Forty Miles Creek había sufrido un doble desastre. La completa remoción de su suelo traía consigo la destrucción de las parcelas en una extensión de varios kilómetros a ambos lados de la frontera. La inundación había provocado un desvío del río, que se había cavado un nuevo lecho a través del barranco, al norte del 127 y del 129. Incluso parecía probable que toda explotación se hubiera vuelto imposible.
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