Bag om HISTORIAS Y CUENTOS DE GALICIA
Un paisajista serÃa capaz de quedarse embelesado si viese aquel molino de la aldea de Tornelos. CaÃdo en la vertiente de una montañuela, dábale alimento una represa que formaba lindo estanque natural, festoneado de canas y poas, puesto, como espejillo de mano sobre falda verde, encima del terciopelo de un prado donde crecÃan áureos ranúnculos y en otoño abrÃan sus corolas moradas y elegantes lirios. Al otro lado de la represa habÃan trillado sendero el pie del hombre y el casco de los asnos que iban y volvÃan cargados de sacas, a la venida con maÃz, trigo y centeno en grano, al regreso, con harina oscura, blanca o amarillenta. ¡Y qué bien "componÃa", coronando el rústico molino y la pobre casuca de los molineros, el gran castaño de horizontales ramas y frondosa copa, cubierto en verano de pálida y desmelenada flor; en octubre de picantes y reventones erizos! ¡Cuán gallardo y majestuoso se perfilaba sobre la azulada cresta del monte, medio velado entre la cortina gris del
humo que salÃa, no por la chimenea -pues no la tenÃa la casa del molinero, ni aun hoy la tienen muchas casas de aldeanos de Galicia-, sino por todas partes; puertas, ventanas, resquicios del tejado y grietas de las desmanteladas paredes!
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