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LAS GEÓRGICAS - Virgilio - Bog

Bag om LAS GEÓRGICAS

Voy ¡oh Mecenas! a cantar las mieses, y a decir en qué meses el cielo desgarrar nos aconseja la tierra con la reja, y uncir la vid al olmo, y qué cuidado nos merezca el rebaño y el ganado como también la diligente abeja. Vosotras ¡oh del mundo clarísimas lumbreras, que en el cielo marcáis del año el fugitivo vuelo! Baco y Ceres benéfica, por quienes, por cuyo don fecundo la tierra aún salvaje abandonando su silvestre traje, pudo de espigas coronar sus sienes, y al vaso de agua pura, cristalino, incorporar el inventado vino. Y vosotros ¡oh númenes campestres! Faunos ligeros, Dríadas silvestres, dejad vuestros selváticos rincones que canto vuestros dones. Y tú, por quien la tierra herida al golpe de tu gran tridente brotó un caballo, imagen de la guerra, Neptuno prepotente: tú, Palas, inventora del olivo, tú, dado de los bosques al cultivo, de Zea Dios, por quien trescientos bueyes como la nieve blancos la yerba pastan en copiosas greyes, del Ménalo dichoso la morada, del agreste Liceo los barrancos, Pan, de ovejas custodio, si te es dable deja también y acude a mi llamada con rostro favorable. Niño que al hombre rudo revelaste el arado puntiagudo; decrépito Silvano que un ciprés tierno llevas en la mano;

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  • Sprog:
  • Spansk
  • ISBN:
  • 9791041811212
  • Indbinding:
  • Paperback
  • Sideantal:
  • 48
  • Udgivet:
  • 9. juni 2023
  • Størrelse:
  • 170x4x220 mm.
  • Vægt:
  • 93 g.
  • BLACK FRIDAY
    : :
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Beskrivelse af LAS GEÓRGICAS

Voy ¡oh Mecenas! a cantar las mieses, y a decir en qué meses el cielo desgarrar nos aconseja la tierra con la reja, y uncir la vid al olmo, y qué cuidado nos merezca el rebaño y el ganado como también la diligente abeja. Vosotras ¡oh del mundo clarísimas lumbreras, que en el cielo marcáis del año el fugitivo vuelo! Baco y Ceres benéfica, por quienes, por cuyo don fecundo la tierra aún salvaje abandonando su silvestre traje, pudo de espigas coronar sus sienes, y al vaso de agua pura, cristalino, incorporar el inventado vino. Y vosotros ¡oh númenes campestres! Faunos ligeros, Dríadas silvestres, dejad vuestros selváticos rincones que canto vuestros dones. Y tú, por quien la tierra herida al golpe de tu gran tridente brotó un caballo, imagen de la guerra, Neptuno prepotente: tú, Palas, inventora del olivo, tú, dado de los bosques al cultivo, de Zea Dios, por quien trescientos bueyes como la nieve blancos la yerba pastan en copiosas greyes, del Ménalo dichoso la morada, del agreste Liceo los barrancos, Pan, de ovejas custodio, si te es dable deja también y acude a mi llamada con rostro favorable. Niño que al hombre rudo revelaste el arado puntiagudo; decrépito Silvano que un ciprés tierno llevas en la mano;

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