Bag om LAS QUINAS DE PORTUGAL
BRITO: ¡Hao, que espantáis el cabrío! ¡Verá por dó se metió! ¡Valga el diabro al que os parió! ¡Echad por acá, jodío! ¡Teneos el embigotado!
ALFONSO: Enriscado me perdí, pastor, acércate aquí.
BRITO: ¿Acercáosle? ¡Qué espetado! Pues yo os juro a non de San que si avisaros no bonda y escopitina la honda seis libras de mazapán (mejor diré mazapiedra) ¡Hao, que se mos descarría ell hato! ALFONSO: Escucha.
BRITO: ¡Aún sería el diablo! ¡Verá la medra con que mos vino! ¡Arre allá, hombre del diabro! ¿Estás loco? Ve abajando poco a poco, no por ahí, hancia acá, ¡Voto a San, si te deslizas!
BRITO:
Que has de llegar a lo llano bueno para longanizas.
Dale el cabo del bastón y tiénenle am- bos
Agarraos a ese garrote. ¿Quién diabros por aquí os trujo?
Bajando
Teneos bien, que si os rempujo no doy por vueso cogote un pito.
ALFONSO: ¿Qué sierra es ésta? Bajando
BRITO hacia
ALFONSO, asidos los dos al palo
BRITO: La de Braga, hacia Galicia.
ALFONSO: ¡Notables riscos!
BRITO: Se envicia hasta el cielo.
ALFONSO: ¡Extraña cuesta!
BRITO: Llámase Espantaruínes.
ALFONSO: No sé yo que haya en España más escabrosa montaña.
BRITO: Mala es para con chapines. Dad acá la mano.
ALFONSO: Toma.
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