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Mare Nostrum - Vicente Blasco Ibañez - Bog

Bag om Mare Nostrum

Sus primeros amores fueron con una emperatriz. Él tenía diez años y la emperatriz seiscientos. Su padre, don Esteban Ferragut¿tercera cuota del Colegio de Notarios de Valenciä, admiraba las cosas del pasado. Vivía cerca de la catedral, y los domingos y fiestas de guardar, en vez de seguir a los fieles que acudían a los aparatosos oficios presididos por el cardenal-arzobispo, se encaminaba con su mujer y su hijo a oír misa en San Juan del Hospital, iglesia pequeña, rara vez concurrida en el resto de la semana. El notario, que en su juventud había leído a Wálter Scott, experimentaba la dulce impresión del que vuelve a su país de origen al ver las paredes que rodean el templo, viejas y con almenas. La Edad Media era el período en que habría querido vivir. Y el buen don Esteban, pequeño, rechoncho y miope, sentía en su interior un alma de héroe nacido demasiado tarde al pisar las seculares losas del templo de los Hospitalarios. Las otras iglesias enormes y ricas le parecían monumentos de insípida vulgaridad, con sus fulguraciones de oro, sus escarolados de alabastro y sus columnas de jaspe. Esta la habían levantado los caballeros de San Juan, que, unidos a los del Temple, ayudaron al rey don Jaime en la conquista de Valencia.

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  • Sprog:
  • Spansk
  • ISBN:
  • 9791041934850
  • Indbinding:
  • Paperback
  • Sideantal:
  • 342
  • Udgivet:
  • 13. april 2023
  • Størrelse:
  • 170x19x220 mm.
  • Vægt:
  • 533 g.
  • 2-3 uger.
  • 9. december 2024
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Beskrivelse af Mare Nostrum

Sus primeros amores fueron con una emperatriz.
Él tenía diez años y la emperatriz seiscientos. Su padre, don Esteban Ferragut¿tercera cuota del Colegio de Notarios de Valenciä, admiraba las cosas del pasado. Vivía cerca de la catedral, y los domingos y fiestas de guardar, en vez de seguir a los fieles que acudían a los aparatosos oficios presididos por el cardenal-arzobispo, se encaminaba con su mujer y su hijo a oír misa en San Juan del Hospital, iglesia pequeña, rara vez concurrida en el resto de la semana. El notario, que en su juventud había leído a Wálter Scott, experimentaba la dulce impresión del que vuelve a su país de origen al ver las paredes que rodean el templo, viejas y con almenas. La Edad Media era el período en que habría querido vivir. Y el buen don Esteban, pequeño, rechoncho y miope, sentía en su interior un alma de héroe nacido demasiado tarde al pisar las seculares losas del templo de los Hospitalarios. Las otras iglesias enormes y ricas le parecían monumentos de insípida vulgaridad, con sus fulguraciones de oro, sus escarolados de alabastro y sus columnas de jaspe. Esta la habían levantado los caballeros de San Juan, que, unidos a los del Temple, ayudaron al rey don Jaime en la conquista de Valencia.

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